white liquid in clear drinking glass

¿Qué es la leche de origen animal y en qué difiere de las bebidas vegetales?

La leche animal es la secreción mamaria natural de los mamíferos, destinada a alimentar a sus crías. Legalmente, solo puede llamarse “leche” al líquido obtenido del ordeño higiénico de estos animales, sin aditivos ni extracciones.

PRODUCCION ANIMAL

6/25/20258 min leer

La leche animal es la secreción mamaria natural de los mamíferos, destinada a alimentar a sus crías (1). Legalmente, solo puede llamarse “leche” al líquido obtenido del ordeño higiénico de estos animales, sin aditivos ni extracciones (1, 2). En cambio, las bebidas vegetales son emulsiones de agua con extractos de cereales, legumbres, semillas o frutos secos (2, 3). No contienen lactosa ni proteínas lácteas; suelen incorporar porcentajes bajos (2–17%) de la materia prima vegetal, y por ello requieren fortificación para aportar nutrientes como calcio o vitaminas. Por ejemplo, la leche animal es fuente natural de calcio biodisponible y proteínas completas, mientras las bebidas vegetales sólo llevan calcio “extra” si se añade artificialmente, y en cantidades normalmente insuficientes (3, 4). En resumen, la leche de origen animal proviene exclusivamente de mamíferos y aporta nutrientes propios (lactosa, caseínas, grasas lácteas), mientras que las bebidas vegetales son preparados acuosos de plantas y no son nutricionalmente equivalentes (2, 3).

Tipos principales de leche animal: vaca, cabra, oveja y búfala

  • Leche de vaca: Es la más consumida globalmente (5). Tiene color blanco-cremoso y sabor suave (ligeramente dulce), con textura homogénea. Nutricionalmente contiene aproximadamente 3–4% de grasa, ~3.3–3.5% de proteína y ~5% de lactosa (6). Es rica en calcio, fósforo y vitaminas hidrosolubles (riboflavina B2, vitamina B12, ácido pantoténico) (7). Gracias a su equilibrio nutricional y disponibilidad, forma parte del pilar dietético de todas las edades. Algunas personas perciben molestias digestivas por la leche de vaca (p.ej. por la caseína A1 o la lactosa), lo que ha motivado versiones “A2” o deslactosadas, pero en general es bien tolerada en la población general.

  • Leche de cabra: Se distingue por su aroma y sabor más intensos y ligeramente salinos (debido a mayor contenido de cloruros) (8). Es de color blanco puro (carece de caroteno), por lo que la materia grasa aparece totalmente blanca (9). Su composición es similar a la vaca (10) : aporta ~3.5% de grasa y 3.2–3.6% de proteína; la lactosa ronda 4.5% (11) (ligeramente menor que en la vaca). Contiene más calcio ligado a caseinatos que la vaca (8), y destaca en riboflavina (vitamina B2) y en vitamina A ya preformada (ya que no necesita convertir caroteno) (9). La grasa de cabra forma glóbulos más pequeños y su caseína tiene menor proporción de αs1; esto produce un coágulo lácteo más blando en el estómago, lo que mejora su digestibilidad (12, 13). Por ello a veces se considera una opción para lactantes con intolerancias leves (aunque bajo estricto control médico).

  • Leche de oveja: Es muy concentrada en sólidos. Contiene alrededor de 6–7% de grasa y 5–6% de proteína, casi el doble que la vaca (14). También tiene más lactosa (alrededor de 5–5.5%) y mayor contenido mineral (calcio, fósforo) que las leches de vaca o cabra (15). Su sabor es dulce y muy agradable; su textura es espesa y untuosa. Por el alto contenido de proteína (caseína) y grasa, es ideal para la producción de quesos y yogur de alto rendimiento (16, 17). En la dieta humana se usa sobre todo en regiones mediterráneas para quesos tradicionales (feta, manchego, pecorino, etc.).

  • Leche de búfala (búfala de agua): Es la más rica en grasa entre las comunes, aproximadamente el doble que la vaca (18). Contiene entre 7–9% de grasa y 4–5% de proteína (relación grasa/ proteína ≈2:1) (18). Su leche es muy espesa y cremosa, de sabor más intenso y dulzón; se emplea principalmente en quesos especiales (como la famosa mozzarella de búfala) (19). El alto contenido en caseína y calcio favorece una coagulación firme en la elaboración quesera. Nutricionalmente, la leche de búfala aporta nutrientes similares a la vaca (calcio, vitaminas B12/ B2), pero con mucho más lípidos energéticos y colesterol natural (que se reduce en versiones semidesnatadas).

Comparación nutricional

En términos generales, las leches animales difieren en su perfil de macronutrientes y micronutrientes. A modo de referencia aproximada por cada 100 ml de leche cruda: 

  • Vaca: ~87 g agua, 3–4 g grasa, 3.3–3.5 g proteína, ~4.8–5 g lactosa (6), con calcio ~120 mg.

  • Cabra: Composición similar a la vaca (10): ~3.5 g grasa y 3.2–3.6 g proteína; lactosa ≈4.5 g (10% menos que en vaca)(11). Aporta más calcio soluble y vitaminas B (como riboflavina B2) y vitamina A lista (9).

  • Oveja: Muy concentrada: ~6–7 g grasa y 5–6 g proteína (casi el doble que la vaca) (14); lactosa ~5.1 g (11). Contiene también alto calcio y fósforo.

  • Búfala: Altísima en grasa (~8–9 g) con proteína ~4–5 g (18); lactosa ~4.5–5 g. Su calcio es muy elevado por el contenido extra de caseína.

En cuanto a micronutrientes, todas estas leches son excelentes fuentes de calcio y minerales (magnesio, fósforo), así como de proteínas de alto valor biológico (incluyendo todos los aminoácidos esenciales) (7). También suministran vitaminas hidrosolubles clave: vitamina B12, riboflavina (B2) y ácido pantoténico. La leche de cabra aporta notable vitamina A disponible (en lugar de provitamina A) (9). En conjunto, los lácteos animales contribuyen significativamente a la ingesta diaria de calcio, vitaminas del grupo B y proteínas de calidad (7).

Beneficios y posibles inconvenientes

  • Beneficios: El consumo de leche de origen animal aporta nutrientes esenciales. Es especialmente valiosa en etapas de crecimiento: la ingesta adecuada durante infancia y adolescencia contribuye a una masa ósea óptima y prevención de osteoporosis futura (20). Sus proteínas de alta calidad y aminoácidos favorecen la reparación muscular (de interés en deportistas) (7). Aporta calcio biodisponible, vitaminas del grupo B y grasas (en leches enteras) que ayudan a absorber vitaminas liposolubles. Algunos estudios recientes incluso sugieren que un consumo moderado de lácteos enteros podría estar asociado a menor mortalidad cardiovascular y menor peso corporal medio en consumidores habituales (aunque estos hallazgos aún son discutidos) (20, 21).

  • Inconvenientes: El principal punto crítico es la lactosa. Gran parte de la población mundial (sobre todo adultos) tiene deficiencia de lactasa y experimenta malestar intestinal tras beber leche “normal”. En esos casos se deben elegir leches deslactosadas o productos fermentados (yogur, quesos curados), donde la lactosa se reduce (e.g. quesos añejos tienen <1 g de lactosa por 100 g )(22). Otro inconveniente es la alergia a proteínas lácteas (APLV): la leche de vaca contiene caseínas (αs1-, β-caseína) y proteínas del suero que en 3–5% de lactantes provocan respuestas alérgicas. La mayoría de estos alérgicos reaccionan cruzadamente a la leche de cabra, oveja y búfala (23, 24), por lo que deben excluir todas las leches de mamíferos bajo supervisión médica. Finalmente, la leche entera es alta en grasas saturadas y colesterol: esto puede elevar el LDL (“malo”) en sangre (21). Por ello, los expertos recomiendan versiones desnatadas o semidesnatadas para personas con riesgo cardiovascular (21), sin que haya evidencia clara de que el consumo moderado de lácteos grasos en una dieta equilibrada aumente las enfermedades coronarias.

Recomendaciones según perfiles de personas

  • Bebés: Lo ideal es la lactancia materna. Cuando se necesita fórmula (solo bajo indicación médica), la base suele ser leche de vaca modificada o de soja. La introducción de leche de cabra u oveja directa no está recomendada en lactantes menores debido a las diferencias de composición y riesgo alérgico. De hecho, los lactantes alérgicos a leche de vaca no deben recibir leche de cabra ni de otros mamíferos por alto riesgo de reactividad cruzada (23, 24). Existen fórmulas de leche de cabra adaptadas, pero solo deben usarse con prudencia y nunca en alérgicos sin pruebas previas. Si hay alergia severa, se emplean fórmulas extensamente hidrolizadas o de aminoácidos.

  • Niños (1–12 años): Se suele introducir la leche de vaca entera a partir del año, aportando nutrientes claves como calcio y proteínas. En niños saludables se recomienda leche entera hasta los 2–3 años (para desarrollo óseo y nervioso), pasando luego a versiones semidesnatadas según las necesidades energéticas y estado nutricional. Si el niño presenta sobrepeso o factores de riesgo, es preferible leche desnatada. Los niños intolerantes a la lactosa pueden consumir queso curado, yogur o leche deslactosada con buenos resultados nutricionales (25).

  • Adultos: La leche no es indispensable pero puede formar parte de una dieta equilibrada. Se aconseja consumirla preferiblemente semidesnatada o desnatada para reducir grasas saturadas. En personas jóvenes y de mediana edad suele recomendarse 2–3 raciones diarias de lácteos (equivalente a 500–750 ml de leche) por su contenido en calcio y proteínas, siempre considerando fuentes vegetales alternativas (verduras verdes, frutos secos, suplementos) para quien no la tolere.

  • Deportistas: La leche es una buena bebida de recuperación post-ejercicio por su combinación de proteínas (caseína y suero) y carbohidratos (lactosa). Las proteínas lácteas aportan aminoácidos esenciales clave para la reparación muscular (7). Además, la leche de cabra y oveja contiene más ácidos grasos de cadena media que la vaca (26), los cuales se absorben rápidamente como fuente de energía. Esto ha llevado a usar lácteos (o batidos de caseína) en dietas de ganancia muscular, y puede favorecer un metabolismo más activo de las grasas (26).

  • Personas mayores: Los adultos mayores necesitan asegurar suficiente calcio y proteína para combatir la osteoporosis y sarcopenia. Los lácteos bajos en grasa (leche, yogur, queso fresco) proporcionan ambos nutrientes de forma eficiente. Debe prestarse atención a la tolerancia digestiva (intolerancia a la lactosa aumenta con la edad), optando por opciones semidesnatadas o fermentadas si hay molestias. La vitamina D (baja en muchas leches no fortificadas) también debe cubrirse vía exposición solar o suplementos en personas mayores.

  • Intolerantes a la lactosa: Se recomienda consumir leches sin lactosa (hidrolizadas) o productos lácteos fermentados (yogur, kéfir, quesos curados), que contienen lactosa residual muy baja (25).También hay preparados vegetales enriquecidos (soja, almendra, avena, etc.) que pueden sustituir a la leche, aunque aportan menos proteínas. En muchos casos es útil añadir lactasa comercial a la leche normal para digerir la lactosa (27).

  • Alérgicos a proteína de leche: Deben eliminar toda leche de mamíferos de su dieta (vaca,cabra, oveja, búfala) (23, 24). En niños, se usan fórmulas especiales hipoalergénicas (hidrolizados o aminoácidos). Los adultos pueden usar bebidas vegetales enriquecidas o leche de otras especies (yegua, burra) solo bajo prescripción médica, pues existe alta reactividad cruzada entre proteínas lácteas de diferentes mamíferos (23, 24).

Proceso de producción y pasteurización

La leche se extrae en granjas modernas mediante ordeño mecánico higiénico, almacenándose en tanques refrigerados (<4 °C) para conservarla. Luego se transporta a la industria láctea, donde se filtra y ajusta su contenido de grasa. A continuación se homogeneiza (rompiendo los glóbulos de grasa para evitar la separación de nata) y se pasteuriza: se calienta brevemente (p. ej. 72 °C por 15 segundos) para eliminar microorganismos patógenos sin destruir nutrientes (28). Alternativamente, algunas leches se someten a ultra-pasteurización (UHT, ≈135 °C por 1–2 segundos), lo cual esteriliza la leche casi por completo y permite envasarla asépticamente para larga conservación sin refrigeración (29). Tras el tratamiento térmico la leche se enfría y se envasan litros en cartón, bolsa o botella, indicando su categoría (entera, semidesnatada, desnatada). Todo el proceso incluye estrictos controles de calidad (recuento de gérmenes, contenido graso, pH, etc.) para garantizar la inocuidad y calidad nutricional del producto final (28).

Fuentes: Información basada en estudios y datos actualizados de organismos y publicaciones especializadas (FAO, instituciones de nutrición y salud, literatura pediátrica y láctea) (2, 7, 9, 11, 17), así como recomendaciones de asociaciones médicas y reguladoras (21, 23, 24). Estos recursos ofrecen un panorama riguroso de las propiedades, beneficios y limitaciones de las leches animales.

(1,  5,   8, 19, 20, 28, 29) Leche - Wikipedia, la enciclopedia libre

https://es.wikipedia.org/wiki/Leche

(2, 4) ¿En qué se diferencian la leche y las bebidas vegetales? Ojo, no son lo mismo

https://www.infosalus.com/actualidad/noticia-diferencian-leche-bebidas-vegetales-ojo-no-son-mismo-20190111132037.html

(3) ¿Qué es una bebida vegetal? | Blog Ametller Origen

https://www.ametllerorigen.com/es/blog/que-es-una-bebida-vegetal

(6, 7, 10, 16, 18)   Composición de la leche

https://www.fao.org/dairy-production-products/products/milk-composition/es

(9, 12)   fen.org.es

https://fen.org.es/MercadoAlimentosFEN/pdfs/lechecabra.pdf

(11, 22, 25, 27)   Recomendaciones de evitación de la lactosa – SaniAlergia

https://sanialergia.es/recomendaciones-2/recomendaciones-de-alergia-a-alimentos/normas-de-evitacion-de-la-leche/recomendaciones-de-evitacion-de-la-lactosa/

(13, 14,  15, 17, 26)   En qué se diferencian las leches de cabra, vaca y oveja

https://www.hola.com/estar-bien/20201006176633/leche-vaca-oveja-cabra-diferencias-propiedades/

(21) Los beneficios de la leche | Tu canal de salud

https://www.tucanaldesalud.com/es/teinteresa/alimentos-mala-fama-cierto/leche-afecta-peso-tension-colesterol

(23) RECOMENDACIONES PARA NIÑOS ALÉRGICOS A PROTEÍNA DE LA LECHE - Portal SEAIC

https://www.seaic.org/profesionales/blogs/enfermeria-en-alergia/recomendaciones-para-ninos-alergicos-a-proteina-de-la- leche.html

(24) Cómo elegir una leche de fórmula para bebés - HealthyChildren.org

https://www.healthychildren.org/Spanish/ages-stages/baby/formula-feeding/Paginas/Choosing-an-Infant-Formula.aspx