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Cómo desarrollar un plan de mercadeo para productos agropecuarios

Un plan de mercadeo es un documento estratégico que detalla las acciones o pasos propuestos para alcanzar objetivos comerciales en un período determinado. Este plan ayuda a centrar los esfuerzos en maximizar las ganancias del negocio agropecuario, definiendo claramente el producto o servicio ofrecido, los clientes y competidores, así como las estrategias para atraer y retener clientes

PLANTAS Y CULTIVOSPRODUCCION ANIMAL

6/21/202510 min leer

Un plan de mercadeo es un documento estratégico que detalla las acciones o pasos propuestos para alcanzar objetivos comerciales en un período determinado. Este plan ayuda a centrar los esfuerzos en maximizar las ganancias del negocio agropecuario, definiendo claramente el producto o servicio ofrecido, los clientes y competidores, así como las estrategias para atraer y retener clientes (1). En el ámbito agropecuario, el propósito del plan es entender el mercado local –sus oportunidades y limitaciones– y coordinar actividades prácticas (producción, empaque, distribución y promoción) para conectar la oferta de los productores con las necesidades de los consumidores. Un buen plan permite anticipar cambios en el mercado y aprovechar nichos locales (por ejemplo, tendencias de consumo saludable, demanda de frescos o de productos orgánicos), al tiempo que alinea las metas comerciales con la realidad de la finca o emprendimiento.

Análisis de la situación

Antes de definir estrategias, se debe realizar un diagnóstico completo del entorno y del negocio. Esto incluye analizar:

  • Producto: Describir las características y calidad de los cultivos o productos ganaderos. Identificar atributos diferenciadores (por ejemplo, variedad, sabor, cultivos orgánicos, fresco, procesamiento artesanal). Evaluar el estado de la producción (volumen, estacionalidad, capacidad) y cómo el producto satisface necesidades del consumidor.

  • Entorno externo: Examinar factores económicos, climáticos y sociales que afectan el negocio: precios de insumos, regulaciones locales, condiciones agroclimáticas, tendencias alimentarias (por ejemplo, preferencia por lo saludable o local), disponibilidad de infraestructura. Estos factores son en general incontrolables pero ofrecen oportunidades (p.ej. subvenciones agrícolas) o amenazas (p.ej. sequías).

  • Competencia: Identificar otros productores o distribuidores con ofertas similares. Analizar sus fortalezas y debilidades: ¿qué ofrecen sus competidores directos (calidad, presentación, precio)? ¿Cómo perciben los clientes esos productos? Comprender la competencia ayuda a encontrar vacíos de mercado (amenazas y oportunidades) y a definir ventajas competitivas. Un plan de mercadeo bien elaborado “ayuda a definir claramente el producto ofrecido, a identificar los clientes y competidores, [y] a delinear una estrategia para atraer nuevos clientes y retener los existentes” (1).

  • Consumidor local: Perfil del cliente final o intermediario en el mercado local: datos demográficos (edad, nivel socioeconómico, ocupación), hábitos de compra, preferencias (precio, calidad, origen del producto). Por ejemplo, en un área urbana puede haber demanda creciente por productos orgánicos o variedades especiales, mientras que en zonas rurales los clientes pueden ser otras fincas o cooperativas. Conocer al consumidor ayuda a enfocar esfuerzos: ofrecen valor a ese segmento específico o al mercado objetivo.

Este análisis situacional (SWOT) permite responder preguntas clave (¿Qué vendemos? ¿A quién? ¿Cómo y dónde? ¿Qué valor agregado ofrecemos?) (2, 3) y forma la base de las estrategias subsiguientes.

Definición de objetivos de mercadeo

Una vez entendido el contexto, se establecen objetivos de mercadeo claros, realistas y medibles. Deben responder al “qué” y “cuánto” se quiere lograr (por ejemplo, aumentar ventas, ganar cuota de mercado, introducir el producto en nuevos canales, mejorar la imagen). Ejemplos comunes: incrementar las ventas en un 10 % anual, vender un cierto volumen adicional de cajas, captar X nuevos clientes, participar en Y ferias locales. Es fundamental que los objetivos sean específicos y cuantificables –en ingresos, unidades o participación de mercado– para poder medir el éxito (4, 5). Se recomienda limitar el número de objetivos a pocos (menos de cuatro), concentrándose en los más relevantes para el negocio (6). Por ejemplo, un objetivo puede ser: “vender el 20 % de la producción directamente al consumidor local para fin de año”, o “conseguir contrato con dos distribuidores locales en el próximo semestre”. Establecer plazos (p.ej. trimestrales o anuales) ayuda a mantener el enfoque temporal.

Segmentación del mercado y público objetivo

Con los objetivos claros, se procede a segmentar el mercado. La segmentación divide a los clientes potenciales en grupos más pequeños con características y necesidades semejantes (7). Por ejemplo, un productor podría segmentar por ubicación (ciudad vs. áreas rurales), por tipo de consumidor (familias, restaurantes, tiendas naturales), o por comportamientos (buscadores de productos orgánicos, compradores por precio). Una vez definidos los segmentos, se elige un mercado meta (público objetivo): aquel grupo con mayor potencial de compra y afinidad con el producto. Por ejemplo, el mercado objetivo podría ser “hogares de clase media interesados en alimentos sanos” o “tiendas gourmet locales que buscan productos especiales”. Dirigir las estrategias a este grupo específico (en lugar de al mercado total) permite asignar mejor recursos y diseñar una oferta adaptada. En síntesis, primero segmentar el mercado y luego seleccionar el target al cual dirigir el plan de mercadeo.

Estrategias de marketing (4P)

En la siguiente etapa se definen las estrategias de las 4P del marketing (Producto, Precio, Plaza y Promoción) adaptadas al contexto local:

  • Producto: Detalle qué se ofrecerá. En el caso de productos agropecuarios, se considera variedad, presentación y empaque. Por ejemplo, defina si el producto será “frescura inmediata” (cosechado y vendido el mismo día) o procesado (conservas, miel, etc.), y diseñe el empaque en consecuencia. El envase (caja, canasta, atado) no solo protege el producto sino que puede ser un medio de promoción. Se sugiere incluir etiquetas informativas sobre el producto (origen, variedad, fecha de cosecha) o sellos de calidad/reputación. Por ejemplo, obtener certificaciones como denominaciones de origen, sellos orgánicos o de buenas prácticas puede posicionar el producto frente a la competencia (8). Estas denominaciones son “sellos de calidad que ayudan a posicionar ciertos productos” y son avalados por organismos oficiales, garantizando estándares adicionales de calidad (8). Al planificar el producto, considere también aspectos de sostenibilidad: etiquetado ecológico, empaques biodegradables y materiales que resalten el valor agregado (p.ej. «cultivado localmente» o «comercio justo»).

  • Precio: Establezca la estrategia de precios con base en los costos de producción y la percepción de valor del cliente. Puede emplear un precio agregado (por ejemplo, costo más un margen fijo) o ajustar según la temporada (precio estacional más alto en épocas de baja oferta). También se puede fijar un precio relativo al mercado (por encima, igual o por debajo del promedio local). En cualquier caso, investigue los precios actuales que los consumidores estarían dispuestos a pagar y los precios que la competencia practica. Es conveniente “saber cuáles son los precios que los clientes estarían dispuestos a pagar y cuáles son los precios de venta de la competencia” (9). Por ejemplo, planifique cosechar productos de corta temporada cuando la oferta local es limitada, para lograr precios más altos (10). Sea transparente con los consumidores sobre lo que incluye el precio (p.ej. valor de marca local, frescura, sostenibilidad).

  • Plaza (distribución): Defina los canales de distribución: cómo y dónde llegarán los productos al consumidor final. En mercados locales suelen usarse canales directos o con pocos intermediarios. Por ejemplo, puede vender directamente al consumidor en mercados de agricultores, ferias locales o venta en la finca (incluyendo modelos como CSA o kits por suscripción). Otras opciones directas son pedidos telefónicos/por internet con entrega a domicilio, y ventas en puestos ambulantes (casetas en ruta). Si opta por un canal indirecto, establezca acuerdos con intermediarios: minoristas locales, distribuidores o cooperativas que vendan su producto en tiendas, supermercados pequeños o restaurantes. Cada canal determina requisitos logísticos: ej. venta en ferias implica pensar en empaques resistentes; venta en tiendas puede requerir empaques individuales de venta al público. En síntesis, escoja los canales que mejor conecten con el cliente objetivo. El plan debe detallar si la venta será “directa al consumidor final (mercadeo directo) –por ej., mercados de granjeros, ventas en línea, CSA, entrega a domicilio, etc.– o indirecta a través de mayoristas/minoristas”(11).

  • Promoción: Diseñe las acciones para dar a conocer el producto y persuadir a los clientes. Esto incluye tanto medios tradicionales (folletos, carteles, radio local, demostraciones en puntos de venta) como digitales. Por ejemplo, aprovechar ferias agropecuarias y eventos comunitarios para muestras y degustaciones. En medios digitales, use redes sociales (Facebook, Instagram, WhatsApp) para mostrar la historia de la finca y publicar ofertas o fotos de cosechas frescas. Un sitio web o blog con información de la empresa (historia, prácticas sostenibles) refuerza la imagen de marca. Una guía del sector señala que varias actividades pueden usarse: “medios masivos (radio, TV, periódicos, vallas publicitarias…), correo directo, contacto personal, asociaciones comerciales y redes sociales” (12). Como consejo, las redes sociales son una forma de promoción de bajo costo y con buena capacidad de segmentación. No olvide alianzas con distribuidores y ferias (como patrocinadores o catálogos comunes) para ampliar el alcance. En resumen, detalle campañas promocionales específicas (por ej. una campaña de lanzamiento en redes, un anuncio en radio local) y los recursos necesarios.

Plan de acción y cronograma

Desarrolle un plan de acción detallado que convierta las estrategias en tareas concretas. Por ejemplo:

  • Investigación de mercado: encuestas locales o consultas a clientes potenciales (meses 1-2).

  • Desarrollo de producto: diseño de marca/etiquetas y adaptaciones del empaque (meses 2-4).

  • Producción: calendario de siembra/cosecha para asegurar oferta en periodos de demanda alta (meses 3-12).

  • Promoción: ejecución de campañas (venta en feria mensual, publicaciones semanales en redes, envío de boletines informativos).

  • Distribución: establecer acuerdos con minoristas o puntos de venta (meses 4-6) y planificar rutas de entrega a domicilio (si aplica).

Para cada acción, asigne responsables, fechas límite y recursos asignados. Una matriz sencilla o cronograma Gantt (por trimestre o mes) ayuda a visualizar la secuencia. Así, por ejemplo, se programan las fechas de asistencia a ferias y se definen los materiales promocionales necesarios. Al final, cada objetivo de mercadeo (p.ej. “aumentar ventas 10 %”) debe ligar con un conjunto de actividades específicas en el cronograma. Este plan operativo clarifica qué se hará, cuándo y por quién en el año.

Presupuesto estimado

Acompañe el cronograma con un presupuesto de marketing. Estime los costos de cada actividad: por ejemplo, diseño e impresión de material, alquiler de stand en ferias, viajes, muestras gratis, publicidad en medios locales, desarrollo web, etc. También considere el costo del tiempo invertido por el personal. El presupuesto debe reflejar los recursos humanos y financieros disponibles y planificados. Como indica la guía de mercadeo, “es bueno estimar cuánto tiempo y dinero se desea asignar a las actividades de mercadeo” (13). Por ejemplo, si planea participar en una feria agrícola, calcule transporte, alquiler de espacio y elaboración de folletos informativos (13). Mantener realismo en el presupuesto evita desviaciones; ajuste las estrategias o el alcance si los recursos son limitados.

Evaluación y control de resultados

Establezca cómo medirá el éxito del plan. Defina indicadores clave (KPIs): ventas mensuales, número de nuevos clientes, tasa de retención, tráfico web, etc. Fije metas cuantitativas para cada indicador según los objetivos iniciales. Luego, programe evaluaciones periódicas (p.ej. trimestrales) para comparar la ejecución con las metas planteadas. Si los resultados difieren de lo esperado, analice las causas y ajuste el plan: quizá cambiar un canal de venta, reenfocar la promoción o modificar precios. Como advierte una publicación del sector, el plan de marketing “no es un documento estático en un mundo cambiante; necesita ser revisado periódicamente”(3). En la práctica, un método simple es revisar cada fin de campaña (por ejemplo, fin de temporada de venta directa) qué funcionó y qué no, documentándolo para la siguiente edición del plan.

Consejos prácticos para el sector agropecuario

  • Ferias y mercados locales: Aproveche las ferias campesinas y mercados de productores para comercializar directo. Estos espacios eliminan intermediarios y permiten al productor recibir un pago justo por su trabajo (14). Además, ofrecen visibilidad: los consumidores conectan con productos frescos y regionales (15, 16). Por ejemplo, la Feria Plaza Pinto en Chile pasó de un evento mensual a un mercado semanal debido a la alta demanda local de productos frescos (15). Inscríbase en ferias permanentes o itinerantes de su región, y prepare materiales promocionales simples (folletos, letreros) que destaquen las cualidades de sus productos.

  • Alianzas y cooperativas: Colabore con otros productores para reducir costos (compartir transporte o puntos de venta) y ampliar el volumen disponible. Forme redes o cooperativas para negociar mejores contratos con distribuidores o exportadores, o para acceder juntos a servicios (transporte, almacenamiento). Igualmente, establezca convenios con distribuidores locales (tiendas, restaurantes, hoteles, comedores institucionales) que requieran abastecimiento regional; un paquete cooperativo puede ser más atractivo para ellos.

  • Certificaciones y etiquetado: Obtenga certificaciones reconocidas para distinguir su producto (p. ej. orgánico, Denominación de Origen, Buenas Prácticas Agrícolas). Estas garantías de calidad inspirarán confianza en clientes y abrirán canales especializados (8). También use un etiquetado informativo: señale el origen local, la fecha de cosecha, fechas de caducidad, valor nutricional o atributos especiales (libre de pesticidas). Un empaque claro y distintivo ayuda a diferenciarse, incluso en mercados pequeños.

  • Innovación en empaque y presentación: Embalaje práctico atrae clientes. Por ejemplo, pack de verduras porcionadas para familias, o envases reutilizables. En mercados locales, destaque la frescura con empaques abiertos (cestas, bandejas) que permitan inspección visual. Considere técnicas de conservación moderada (enfriamiento o atmósfera modificada) si compite en plazas urbanas. Siempre piense en un empaque que cuente la “historia” del producto (uno o dos gráficos de campo o finca pueden conectar emocionalmente con el consumidor)

  • Promoción digital y de bajo costo: Aunque el enfoque sea local, no subestime las herramientas en línea. Cree perfiles en redes sociales para su explotación: publique fotos de la cosecha, recetas con sus productos o testimonios de clientes satisfechos. Un sitio web sencillo o un perfil en plataformas de directorio local puede servir de referencia. El uso de vídeo corto (por ejemplo, un paseo por la finca) puede viralizarse a nivel local. El correo electrónico o WhatsApp se pueden usar para notificar ofertas y mantener informados a clientes frecuentes.

  • Otros canales innovadores: Considere ventas directas a consumidores organizados: por ejemplo, un programa CSA (Community Supported Agriculture) donde familias pagan una suscripción y reciben productos semanales. O venda a través de tiendas virtuales locales y envíos a domicilio en la comunidad. Para productores con valor agregado, participe en ferias gastronómicas (showcooking, mercados de pulgas alimentarias) donde chefs y consumidores especializados compren productos de calidad.

Ejemplo práctico

Un caso real es la experiencia de la Feria de la Plaza Pinto (Los Ángeles, Chile) (15). Inició como una actividad mensual en verano, pero su éxito impulsó a sus organizadores a ampliarla primero a todos los viernes de verano y luego semanalmente durante todo el año (15). Este crecimiento refleja la alta demanda del mercado local por productos frescos y la necesidad de los pequeños agricultores de contar con mercados justos que valoren su trabajo (14, 15). Casos como este ilustran que un plan de mercadeo práctico (diseño de stand, promoción local y fidelización de clientes) puede permitir que un productor pase de ventas esporádicas a un flujo constante de ingresos.

Fuentes: Elaboración propia con base en guías y estudios de mercadeo agropecuario (1, 7, 8, 13, 15) y artículos sobre experiencias locales (15, 16). Las estrategias propuestas buscan ser aplicables a pequeños productores y emprendedores agropecuarios que apuntan a mercados locales de consumidores conscientes y a relaciones comerciales sostenibles.

(1, 2, 3, 4, 5, 6, 9, 10, 11, 12, 13)FE978/FE978: Ocho Pasos para Desarrollar un Plan Simple de Mercadeo

https://edis.ifas.ufl.edu/publication/FE978

(7)REGISTRO DE FLUJO DE EFECTIVO

https://www.uprm.edu/agricultores-desventajados/wp-content/uploads/sites/413/2022/11/Presentacion-Estudio-del-Mercado-y-Plan-de-Ventas-de-Productos-Agricolas-2022.pdf

(8)Agromarketing: consejos prácticos para tu explotación - Agroptima

https://blog.agroptima.com/es/blog/agromarketing-consejos-practicos-explotacion/

(14, 15, 16)   Ferias campesinas | La Tribuna

https://www.latribuna.cl/editorial/2025/01/30/ferias-campesinas.html